Sanguijuela : Lunes....

Esta historia comienza cuando desperté de la máquina, como una falla de un rodamiento, ahí empecé a cuestionar todo y a todos, todo mi ambiente y todo lo que me rodeaba, sobre todo a mí.

            La gente me mira raro como si estuviera en una mala película y el actor principal fuera yo, deseando ser invisible paso por la cuidad de “Sanguijuela”, capital de un país sudaca donde todos se roban y se sonríen, donde te muestran sus colmillos cuando tú estas de espaldas.

 

LUNES

 

            Son las 06:40, se enciende mi  equipo de sonido, la  radio  dispara lo que esta pasando en este hipócrita país donde todos se dicen nacionalistas (pero de sus bolsillos). Mi mente estaba despierta media hora antes que mi cuerpo, analizando como iba a ser el día  de hoy. Bueno, me levanto con un manto de rabia por haber dormido poco, seguía escuchando la radio, mientras preparo mi desayuno para ir a “trabajar” en esta pestilente cuidad que el sol trata de iluminar, pero su densa capa de inconformismo y tristeza no deja que ningún rayo de sol  se diluya, y en la que sus ciudadanos están pacíficamente esclavizados

 no por dictadores (aunque ya pasamos por esa etapa) si no por estilos y el “importado sueño americano” de vida.

Lentamente hago mi ritual de buscar la música apropiada que me acompañará a soportar el día de hoy, salgo a la calle y miro los árboles que me dan un buen despertar, enciendo mi personal estéreo para iluminar y relajar un  poco la fría y malhumorada mañana. Play , atravieso los ríos de asfalto, me subo a un bus, observo como la tristeza oculta de los pasajeros es pasosa, es un ambiente pestilente, mezclado con perfumes caros, comprados en la oficina. Fingiendo todo el tiempo. Suenan los celulares, se siente un murmullo como de millones de moscas acercándose hacia la mierda,  en la mañana ya están mintiendo con sus falsas caretas, sus risas falsas y las patéticas conversaciones sobre el dinero y la mejor fórmula del momento: la violación de tu identidad gracias a la televisión a través de  un “programa de entretención”  que habla sobre las modelos mostrando sus tetas y coreografías asquerosas, hipnotizadoras de una generación hueca. Todo sin sentido y asqueroso.

En el trayecto mi mente comienza a volarse y pensar lo que es el arte ya que un  compañero del camino me preguntó hace poco qué es el arte para mí y todavía  busco la respuesta a ello .

Mi mente colapsa y decide recordar  que hoy hay mucho trabajo en la oficina. Yo Seamus trabajo en un estatuto donde el títere es el jefe.

Entro en mi cubículo y mi cordura se esfuma. Ya  que me sitúo dentro de este manicomio al que tristemente “necesito” entrar, mi mente está en blanco solo ocupando los momentos o trozos de mi profesión (metida a patadas en mi cerebro), el resto de mi consciente  permanece  durmiendo, hipnotizado y sincronizado para no poder molestar con mi imaginación a estas pobres criaturas que están  detrás de las  maquinas.

¡Ufff!... Recién son las 10:30 AM he estado a penas 3 horas y ya me quiero ir de este maldito lugar, la música resonando en mis audífonos trata de tragar el maldito martirio de estar aquí, no quiero dejar divagar mi mente en este cuadro hermético, ya que los pensamientos son siempre oscuros y de encierro.

-¿Quieres un café? Me preguntan.

-Oh, no gracias. Acabo de tomarme uno. 

El tiempo pasa lento, cada vez que miro el reloj apenas avanza un minuto, no aguanto más, teléfonos sonando , música barata por el otro lado, más comentarios de los estúpidos programas  estelares de televisión, comentando sobre las tetas de las modelos.

El tiempo paso quejoso, entre mis descargas de rabia y memos y ya son la 5:30 PM la hora de la libertad, y comienzo mi otro ritual (aunque con una sonrisa en mi rostro) guardo mis CD’s  y comienzo mi peregrinaje mental hacia mi departamento, instalo mis audífonos y  me encierro en mi refugio del espíritu, caminando por las calles de “Sanguijuela” me tropiezo con un “Ejecutivo”. Sólo me tomo tres segundos analizar su vida (gracias a la vista patética que vieron mis ojos), primero fue su vestimenta, ya que lucía unos lentes a la moda, su pelo bañado en gel, el celular colgando en su mano y hablando de sexo, de su oficina y  de las ganas de culiarse a su secretaria. Su vida opaca, un ser oprimido por el sueño creado, auto, casa, mujeres, alcohol, cocaína, poder, el sueño creado para él se ha convertido en su peor pesadilla. Reanudé mi  camino y me percato del frenético caminar y la “agitada” vida de los llamados “ciudadanos”.

-¡Conchetumadre, se me acabaron las pilas! 

Apenado tendré que seguir mi camino ya que mi burbuja de tranquilidad ha explotado, no tengo música y mi espíritu se arruga al  escuchar la enferma y patética música de la ciudad (micros, pasos, vendedores, ambulantes, artistas por dinero, ofertas de un animador frustrado,  conversaciones banales). Continuando mi triste caminata me detiene un vagabundo.

-¿Tienes una moneda para este pobre luchador? Me pregunta.

-¿Luchador? Le contesté...

-¡Luchador ya que batallé! Con  mis recursos para lograr el buen vivir.

-¿Y como me defines el  buen vivir?  Le preguntaba sin comprender.

-¡Tu Sabes! Con las cosas que uno posee: casa, auto, familia, ropas caras, plata... etc. Y soy un perdedor ya que este sistema no me dio la  oportunidad de ganar, lo di todo, quería ser un hombre admirado que al pasar por la calle las mujeres quedaran postradas al verme...

Me quedé un rato en silencio pensando en lo “estúpidamente infeliz” en lo que este tipo desperdició su vida, se nota que la televisión le ha violado e incrustado el “sueño creado”... pobre tipo.

-Toma aquí tienes 100 pesos, agregué... (la maldita moneda que te limpia de cualquier impureza ciudadana).

-¡Gracias, buen hombre tu en verdad eres un triunfador!

Apenado y pasivamente continúe mi camino.

Lentamente avancé por la calle y me encuentro en la entrada de un mall o  “tontódromo”, como a mi me gusta llamarlo. (la gente de sanguijuela disfruta de dar vueltas dentro de esas grandes  tiendas con vitrinas soñando con con la ropa y a tres cuotas precio contado (tu status y felicidad estarán obtenidos, y estarás cumpliendo con la misión de tu vida). Como iba diciendo, me decido a entrar a este mall y opto por dirigirme a la tienda de discos, a escarbar dentro de la mierda algo que me eleve  y me permita volver a casa ya que no soporto más estar dentro de envases andantes que divagan dentro de este “templo de la tontera”. Metido en  esta operación con una profunda ansiedad por que  la maldita tienda con sus mugrosos parlantes que te hieren con la música del momento (encima tengo que agregar que la gente de sanguijuela ya perdió su identidad debido a que los cerdos querían más afrecho, pero esa es materia para otra historia), música sexual de pérdida mental, plástica, himnos de la historia que estamos construyendo, y cada vez que escarbaba y metía mis manos en los CD’s más nauseas  sentía, felicidad enviada vía satélite a mi alrededor sólo veo dígitos sonrientes, malhumorados, pobres, ricos todos alrededor de materiales. Esto es patético.  Al fin  que encontré algo digno de llevarme, pero con cierta pena ya que estas obras de la humanidad están botadas y olvidadas en algún sector, compartiendo el mismo espacio que la música plástica producida a granel, mientras la mierda nos llega hasta el cuello.

            Al salir de tienda me tropiezo con la danza humana en  compras, muy parecido a los grupos de expedición de las hormigas buscando comida. Dentro del mall, mujeres con bolsas, parejas comiendo helados, niños con mañas para conseguir el plástico que necesitan, la  gente “normal” dentro de esta pecera. Desesperado por encontrar la salida, salgo de esa cueva plástica y miro al cielo dejando que un poco de energía situada por el sol me permita cerrar mis oídos y ojos a esta ciudad. Continuo en este  “paseo peatonal” esquivando  a los sin cara. Cuando Sorpresivamente escucho (ya que todavía no encuentro pilas) y avanzo sin vacilar tratando de llegar al final de mi ya malhumorado trayecto, sorpresivamente choco con una joven hermosa: pelo verde, excelente cuerpo, buenas tetas y tontamente le digo:

-Discúlpeme... no fue mi intención perturbarla.

-Oh, no te preocupes mi corazón, solo esperaba  tropezar con alguien tan  hombre  como tu...

Pensé, es una mujer bella,  pero… en su mirada hay engaño, hermosa es,  pero algo me dice que  ella se ofrece a mí para esquivar y abandonar su furia, y   se dirige a mí. Yo que no mato ni una mosca.  ¿Por qué se habrá fijado en mi? 

  -Hermosa mujer, de le dije. Sé que eres el sueño dorado para cualquier hombre, es más me imagino que eres una diosa en la cama, pero tu humilde servidor no está en condiciones de satisfacer en la calidad  que usted merece.. termine con mi boca emanando la frustración

-Eres un, hijo de puta, ¡infeliz!, ¡Rechazarme a mí!. Salgo  a  la calle buscando a un hombre que me haga mujer y me tropiezo con estos afeminados que lo único que quieren es ponerse mi vestido ¡déjame tranquila! Alejate de mi vista que  tu no eres un hombre y no eres lo que busco.. Me gritó  despavorida en a la cara.

 

Entre risas y burlas de los transeúntes, continuo mi camino...

Me acerqué a un kiosco, para comprar unas pilas ya que no soportaba más el el aire denso que la gente provoca que sin darse cuenta emanan a sus pares en las calles de “Sanguijuela”.

Al fin llego al último tramo de mí  ya accidentado trayecto, y me dispongo subir  al “tarro de conservas humano” para llegar a mi Hogar, lo unico que necesitaba era poder sentarme en un asiento y dejar que los sonidos de la verdad  invadan mis oídos y clausuren la fabrica de pensamientos en que se ha convertido mi mente.

Llego a mi hogar, mi metro cuadrado  al que puedo decir que es “mío”. Tiro la  mochila en el pasillo donde caiga y enciendo la televisión para sentir la calidez de los 525 puntos. Hoy ha sido un día de  esos que quieres borrar de tu memoria. Me dirigo hacia la cocina y abro el refrigerador y tomo un plato listo de puré con chuletas, envuelto en esa tela plástica ( que según  dicen es para guardar todos los aromas del plato, pero a mi parecer esta maldita tela, le introduce su sabor plástico a todo lo que toca), lo pongo en el microondas para que se caliente, mientras está,  busco una botella de vino que tenía por ahí, saco una copa y me sirvo un largo y tranquilo trago, y el sabor de terciopelo inundó mi garganta, era bueno sentir el terciopelo para calmar las revoluciones.

Después de terminar con el “almuerzo-once-cena” dejo todo en la mesa. Y me siento a ver la televisión con  el control en la mano, debo decir aunque no me gustan mucho los programas de televisión como los talk-show y los estelares,  que son cosas plásticas. Pero debo confesar que soy un adicto a esta caja maldita de miles de imágenes, que según otros  es “la ventana del conocimiento” para mi  es la caja que apreta tu cabeza, además para complacer mi adicción por aquella droga, tengo cable,  por que aca en Sanguijuela, sus 8 canales que transmiten lo mismo en diferentes matices, es realmente fome e hipnotizador, en cambio (creo yo) me da placer apretar ese botón una y otra vez buscando algo interesante en ese mar de imágenes, canal tras canal.

Tenía un poco de calor, las ventanas de mi departamento estaban abiertas de par en par  y el viento entraba con su refrescante mano acariciando mi cabeza. Estaba con la botella de vino debajo de mi sillón, la copa en la mano, un cigarrillo prendido en el cenicero, y mi otra mano con el control remoto buscando una imagen interesante,  busque desde arriba abajo, imagen tras imagen, sin encontrar nada estimulante, cuando ya me daba por vencido y por el acalambramiento de mi dedo, recordé el nombre de aquel  programa de que todos hablan, tome el control,  cambié de canal  y allí estaba unos pelagatos, rodeado de mujeres, que al menor movimiento se le escapaba una teta y la gente detrás sentados e hipnotizados, esperando ese fantástico momento ver aquellas siliconas cortar el aire. Mientras los focos  se movían  frenéticamente, y las mujeres pegaban sus traseros al lente de las cámara gracias  a la música plástica de fondo. Después de los comerciales,  brotaban de las esquinas del escenario aquellos humoristas decrépitos que asumo en la era medieval deberían hacer sus rutinas en los calabozos del castillo. y su acto continuaba en esto de Gritar a las cámaras como en acto de rebeldía y humor las palabras que todos sabemos: Poto, teta, choro, culiar, hueón, etc. Mientras observaba esto, después de cada chiste y rutina, enojado y asqueado me sentía,  esta mierda sin pies ni cabeza, es el programa numero uno en “Sanguijuela”, un estúpido show de presas humanas, piernas, caderas, senos. Esta bien dejemos algo en claro, el sexo vende, eso es de los principios del mundo, pero que se haya convertido en una patética forma de vida y estilo, en que la gente busca pasar su vida  sin pensar, vender su alma  para ser otro mas en aquel show sincronizado y retrograda  brillando bajo las luces de neón ajenas, y sobre todo hacerlo en lo oculto, porque todos en sanguijuela están viviendo dos vidas... Cuando le daba vueltas, buscándole una explicación me comenzó un terrible dolor de cabeza, provocado entre las risas del estúpido programa, y  la no respuesta lógica a lo que veía en ese instante, lo mejor era apagar este “circo” e irse a dormir.

            Lentamente sitúo mi cabeza sobre la suavidad de la tela que tiene la ropa de cama, por fin puedo sentirme “volviendo al vientre materno”, lentamente cierro mis ojos y mi mente duerme...Un suspiro se arranca de mis pulmones, mi cuerpo inconsciente se prepara para soportar  que el mañana puede ser el mismo, en un vicioso círculo sin fin...