lunes, 23 de febrero de 2009

Atardecer...

Cuando caminó hacia la cocina con la luz del atardecer escapándose de entre los muebles, abrió el refrigerador, y tomo una lata de Cervera.

Por un instante más de su vida pensó que era otro día cualquiera, pero sin saber como sus pensamientos se llenaron de sus ideas sobre su muerte.

¿Quién estará presente mientras me velan?, ¿quiero que me velen?

El quería y siempre lo tuvo en mente ver a sus seres queridos. Si dejo a una viuda que estuviera allí, contenta, atendiendo a sus amigos y familiares, pensaba el que en ese preciso momento sabría a quien le fue importante haberse topado con el.

 Quien compartió travesuras y andanzas, pensó en su adolecencia y los amigos que se fueron esfumando bajos los “engranajes del tiempo” como decía el, la carrera constante y sin sentido. Conoció el amor, si que lo conoció, se enamoro de unos ojos llenos de pasión, lloro cuando los recordó y abrió la lata.

Supo que en esos ojos, en un atardecer como este caminando por ese parque, seria de el para toda la vida. Pensó en ese momento que no quería que ella se quedara viuda.  Y en

en un gesto de egoísmo puramente humano, pensó que en el momento que el cerrara los ojos por ultima vez, ella cerrara los suyos, despotricó contra la religión pero aun así sueña con que algo, exisistiece al otro lado y pudiera encontrarla allí.

También desde muy joven siempre soñó con que lo enterraran en la tierra, por que según el

el envase es retornable”.

Cuando bajara a su ultima morada, el siempre dijo que tenia que sonar una canción en especial. Tomo un trago nuevamente de la lata de cerveza y se dispuso a recordar aquella canción.

The Great gig in the Sky”, de Pink Floyd, por que para el tiene dos funciones aquella canción

La primera desde que la escucho se le pararon los pelos y creía que así sonaba la transcendencia de un mundo a otro, la segunda dejaría llorando a todos los presente en su funeral, si su ultima broma.

Volvió a living del departamento y contempló la ciudad, atardecía y sonaban las sirenas y los murmullos.

Volvía tomar otro trago.

No había música en su casa, cosa extraña pensó, siempre ponía música le encantaba que sonara por todas partes y que al acostarse vibrara su cama

Así lo hizo, puso la canción antes dicha y cerro los ojos.

Prendió un cigarrillo recordando las vivencias, se dijo a si mismo falta mucho para lo planeado

Sintió como vibro su cama y se durmió.

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