jueves, 28 de mayo de 2009

porque cada uno de nosotros mata lo que ama y, sin embargo, no todos han de morir por ello"
oscar wilde

sábado, 16 de mayo de 2009

Cuando tomaron las copas en sus manos, y se miraron a los ojos dentro de esa arena de platos y velas incandescentes, ella con una sonrisa casi pura e inocente alza su copa al cielo  le susurra dulcemente “salud, porque me recuerdas vivir”.

Pensó el  sumergido en aquella fantasía mientras la arena volvía a su forma y las caras de los tiempos lejanos volvían 10 años más viejos,  10 años sin que nada cambiara, pensó.

Cosa  que él sabía que si. En aquellas tres frases susurradas en los suelos despiertos, lo entendió  y lo abrazo tan fuertemente a su corazón. Que sintió ese calor que inunda los ojos cuando las lágrimas caen por la plenitud.

El amar no había sido una experiencia propia,  solo quizás semi- entendida en películas de ese corte miradas sin pena ni gloria una tarde en los 525 puntos luminosos.

Todos reían de verse junto nuevamente, el también feliz de haber logrado legar a este puerto que pareció que nunca aparecería del horizonte.

Lo entendió mientras Santiago despierta, Y miro al cielo tapado en las abadanas de algodón bancas que salen de los andes.

Se abrazo su amor, que sabe ella donde esta  le pidió a su corazón que esta con ella que la abrace tal como cuando miraban  las estrellas un noche al borde del pacifico.